En el verano, a veces añoro los días de frío y lluvia. Echo de menos sentarme a leer en el sillón mientras afuera caen chuzos de punta. Es algo natural. El ser humano suele tener un ojo puesto en momentos ausentes. Somos así. Siempre añorando lo lejano. Pero el presente también tiene su encanto. Hoy, por ejemplo, me gusta mi vida. Me gusta ese levantarme, pasear con Bardita y sentarme a escribir. En algunos aspectos soy una privilegiada. Lo sé. Hago lo que siempre deseé y a nadie doy explicaciones. No tengo yate, ni casa en la playa, y no como langosta ni los domingos. Pero estoy relativamente contenta. Me rodeo de buena gente, en mi casa siempre hay música y en mi frigorífico no falta la cerveza. Leo y escribo a todas horas, y después de comer me tiro un rato en el sillón mientras observo a Bardita buscando el sitio más fresco a mis pies. Ella sí que es lista. Y emite buenas vibraciones. A su lado escribí “La orilla de las quimeras”, que es la novela fantástica más entretenida que he leído en muchos años. Espero que nadie me tache de engreída. Nada más lejos de la realidad. Pero uno tiene esas debilidades: se enamora de sus hijos. “La utilidad de los deseos” es una novela que invita a reflexionar, que de alguna forma toca las claves del vivir. Pero seguir a Bardel por los caminos de la Tierra Común es la mejor experiencia que uno puede tener en cualquier época del año.
Bardita me mira extrañada. Le sorprenden mis palabras sobre la vida y las letras. Sus ojos me interrogan. No, Bardita, le digo, hoy no voy a hablar de este país de charanga y pandereta. Ni del hoyo gigante que está cavando este gobierno bajo nuestros pies. Ni de lo asqueada que estoy de sus mentiras, de sus gestos cercanos al fascismo y de su desprecio global por la ciudadanía. No voy a decir que estoy con los mineros, con los parados, con los funcionarios y los trabajadores cada vez más explotados. No voy a escribir sobre nada de eso.
Como el dinosaurio, al despertar, las penas de este país seguirán ahí. Pero hoy me dejo seducir por mis ilusiones, por las letras y la fantasía. Por ese destello luminoso que nos lleva de la mano hacia lugares mágicos. Lugares donde los privilegiados soñadores aun podemos tener nuestro segundo hogar. Os invito a subir el volumen del ordenador para disfrutar el book trailer de “La orilla de las quimeras”. Espero que os entren ganas de recorrer sus caminos plagados de seres de leyenda. Y quién sabe, quizás entre sus sendas descubráis que aun podemos construir un mundo mejor. Feliz verano.