Estoy poniéndome el traje de pasota, la gorra con orejeras y una pinza en la nariz. A ver si así sobrevivo a estas fiestas. Bardita está a mi lado y mueve el rabo contenta. Creo que el aspecto lúdico de la vida le da buenas vibraciones. Pero yo no estoy precisamente de buen humor. Entre la Navidad, que se nos echa encima, la tristeza de los pensionistas -que a este paso también van a tener que emigrar-, la amargura de perder la sanidad pública, y la desvergüenza generalizada de este gobierno, qué días más malos estoy pasando. Pero, mami, dice Barda, te quejas por todo; que sepas que estás genial con esa pinta que llevas. Bardita, le respondo, es sólo un camuflaje para escondernos del alborozo navideño. Pues estás estupenda, contesta sentándose frente a mi. Sí, sí, tú pásalo bien mientras puedas, le digo, verás cuando lleguen los tiempos del hambre. Barda rota la cabeza sin comprender. Sí, orejitas, con la que nos están liando, cualquier día no nos llega para el pienso. Ya verás cuando empiecen a escasear las latitas de sardinas. Veo que pone cara de disgusto. O el pollo, continúo con voz rotunda. Ahora abre mucho los ojos en un gesto de alarma. Creo que lo del pollo si que le ha tocado en lo más hondo. Y eso que dices a veces de la revolución, pregunta, ¿nos va a ayudar? Podría ser, perrita, podría ser. Digo tirándome al suelo para que pueda darme besos.
Un amigo me dijo hace poco que a España lo que le pasaba era que no habíamos cortado cuellos a tiempo. Como los gabachos. Esos sí que supieron hacerlo. Se quitaron de un plumazo, o más bien de un guillotinazo, toda la carroña nobiliaria y gentuzas aledañas. Chapó por ellos. Nosotros tenemos esa asignatura pendiente, como tantas otras. Bardita, después de chupetearme y demostrarme su indudable amor, se sienta mientras yo me levanto y me acomodo frente al portátil. Al momento oigo su voz. Pero lo del pollo no irá en serio, ¿no?. Reprimo la risa y ella continúa. Porque si eso, yo te ayudo a lo que sea. La verdad, digo mirando al techo, es que con todo lo que está ocurriendo bien merecería que hiciéramos esa revolución. Lo que no sé es para cuándo lo dejamos, me encojo de hombros. Podríamos preguntarle a Dios, como dice la tía Marina, se cuestiona Bardita. Mi hermana, que es muy ingeniosa, le llama Dios a tu tableta. Razones no faltan, desde luego. Nada hay que te saque de tantos dilemas como internet. Ya ni las abuelas saben tanto.
Pero sobre nuestra revolución, internet aun no dice mucho. De lo que sí habla es del pensionazo, de la venta de la sanidad y de una lista interminable de vergüenzas de nuestros días. Y digo yo, ¿quién habrá votado a estos impresentables? Si cada vez que abre la boca alguno de los ministrajos es para insultarnos. Lo que sí hay que reconocerles es que han marcado un hito histórico. Ningún gobierno de esta democracia a medio hervir había conseguido nunca unir a tantos profesionales y a tantos ciudadanos en una lucha común. Tiene su mérito. La cosa requiere talento. Claro, que con la oposición que tenemos. ¡Jodo! -pronúnciese al estilo maño, con un buen acento en la primera o- Tengo como norma no traer mis palabrotas a este blog, pero a veces hay que saltarse las normas. ¿Cuándo se quitará el PSOE las siglas Socialista y Obrero? Porque mira que tienen delito, nos tiran a los tiburones durante tres años más y se quedan tan anchos. Y yo que en un tiempo lejano les tuve una cierta simpatía… Creo que voy a crear un hastag en twitter a ver si les convencemos para que se cambien las siglas, algo así: #quesecambienlassiglas. Bardita empieza a bostezar y pregunta: pero llamarse sólo Partido Español es un poco soso, ¿no? Sí, tienes razón. Respondo moviendo el dedo índice ante su negra trufa. Pero es una verdad inmutable que lo que es, es.
Bardita se tumba en posición “cabezadita de media mañana”. Casi puedo leer sus pensamientos: no aguanto más tonterías, me voy a dormir porque estos asuntos políticos me aburren. Aunque, entre nosotros, la verdad es que se va a dormir porque es una pedazo de vaga. Lo tengo comprobado. Es tan vaga, que a veces, en su primer año llegué a pensar que me habían colocado una perrita rara. Incluso me acercaba a tocarla a ver si se había muerto. Pero no. Ahora lo sé. Son todos así, felices y dormilones. Qué envidia me dan. Son auténticos, no como los humanos, que cuesta mucho encontrarles cosas salvables. Menos mal que tengo este vicio de escribir y un bonito puñado de lectores que me animan y me alegran la vida, que si no… Además, últimamente me hacen entrevistas estupendas, como la de hace unos días en Mujeres Freaks, así que no me quejaré.
Aquí me quedo, camuflada y con la pinza en la nariz, esperando sobrevivir a estas fechas de algarabías y gastos inútiles. En muchos casos, de hipocresías. Porque no sé vosotros, pero yo a mi familia la quiero todo el año. Y en estas fiestas aparte de entristecernos, no hacemos otra cosa que echarnos kilos de más. Encima – miro con pena hacia el lugar donde duerme Bardita – está ese asunto que cada Navidad le amarga la vida a los perros: los petardos. Barda debe haberme oído desde sus praderas oníricas porque aun dormida, estira las orejas. No te preocupes, peluche, le digo en voz baja, que haremos lo de siempre, te abrazaré fuerte mientras los humanos nos emborrachamos.
Espero que si este asunto navideño os gusta, lo disfrutéis. Si os pasa como a mí, tened paciencia y poneos un buen camuflaje. Y no olvidéis avisarme cuando alguien se decida a hacer la revolución, porque allí estaré, en primera fila, como ya he explicado en otras ocasiones, no por ansia de protagonismo, si no porque soy muy bajita y atrás no veo nada.
Muy buenas tardes,
Aun cuando, como bien apuntas, no son muy buenos los momentos que relatas la educación no hay que perderla.
Lo que tengo muy claro es que solo están unidos aquellos que sufren y los que todavía no sufrimos no hacemos nada por miedo a movernos demasiado y que alguien nos señale con el dedo y comencemos a sufrir, pero la realidad es que no tenemos que tener ningún tipo a ello, porqué por mucho que nos guardemos cuando llegue el momento no nos va a librar ni la poción del desvanecimiento.
Me gustaría que alguien saliese ahí fuera y nos uniese a todos para buscar ese acercamiento a la lógica de la vida y no a la desmesura y al despilfarro…
Pero es complicado estoy seguro de que de aparecer se lo quitarían del medio como a otros.
La cosa esta complicada pero seguro que algo surge y por ello debemos estar atentos para apoyarlo.
Un saludo a ti y a todos tus lectores.
Animo y mucha suerte.
Estoy contigo en que algo nuevo tiene que surgir porque está claro que nuestros políticos son penosos, el sistema no funciona y cada vez es más corrupto. Lo triste es que representan de verdad el egoísmo de una gran parte de la ciudadanía. A mí personalmente me ilusionó mucho el 15m, pero creo que es una guerra muy lenta, y requiere educación, y no sé si nosotros veremos mejores tiempos. Como bien dices, estaremos atentos. Mientras tanto seguiremos peleando y manteniendo el buen humor. Un montón de gracias!
No hay cojones. LLevan años engañandonos con la mierda de la guerra civil con la mierda del consumismo, con la mierda de la educacion que han dejado de dar, con tanta mierda todo tipo y color. Dividiendonos por coletivos cuando les conviene, olvidando las palabras «clase obrera» haciendo creer a tanto subnormal mal educado (entiendase por aquellos que en la escuela no les han enseñado ni ha hacer la o con un canuto y encima en casa les reian la gracia) que son clase media, que ahora no tenemos cojones de juntarnos todos y meterlos en las minas de sal, que yo no soy partidario de matarlos y las minas de sal sin posibilidad de salir me parece mejor solucion.
(eso si en pelota picada y con la comida podrida que les quieran dar de los supers….)
Hombre, en pelota picada… algunos pueden dar mucha risa. Coñas aparte, la verdad es que están creando un estado de crispación que les viene muy bien para hacer mientras de las suyas, pero un día va les va a reventar en la cara. Gracias por asomarte por aquí.